Picos Albos- La Fana Brava

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ACTIVIDAD: Valle de Lago- Albos-La Chábana-Fana Brava- Sobrepena-Valle Lago

SITUACIÓN: Somiedo (Asturias)

ASCENSO: 1.200 mts.

DESCENSO: 1.200 mts.

DISTANCIA: 18-20 km.

TIEMPO: 7-8 h.

DIFICULTAD: Media

No me extenderé mucho en describir la subida a los Picos Albos.
Sin duda es un clásico dentro de los que se quieran iniciar en las montañas por
encima de los 2.000 mts en Somiedo.
Primero hay que llegar al lago y subir al Oriental primero.
Desde allí las vistas sobre los Lagos de Saliencia y Peña Ubiña son excelentes.

El siguiente paso es hacer el Occidental. El que da vista a la vertiente del Lago del Valle.
Si el día es soleado, allí abajo luce el lago más profundo de la Cordillera Cantábrica.
Y en medio, justo en el centro. Piquiñina, afayadiza y preciosa su isla.

El itinerario continua bajando la pala sureña del Albo Occidental, hasta empalmar con el camino que nos lleva a La Chábana. Aunque en los mapas erróneamente se le nomina como "Pico de los Pozos".


Continuando el lomo Oeste de La Chábana, y por terreno incómodo, culminamos la
Fana Brava. Las caidas de este pico son pavorosas por todos sus lados menos por su vertiente Oeste.
Al Norte las Ubiñas se divisan a lo lejos. Y a nuestros pies la gran meseta verde
de Camayor.
Pradera inmensa llena de historias y leyendas. Donde es peligroso adentrarse a última hora de la tarde. El riesgo de niebla es muy alto al anochecer. Bien lo saben los pastores trashumantes que desde Junio suben allí sus ovejas.

De la Fana Brava bajamos al Cueto las Bruxas, y de ahí a la Braña de Sobrepena.
Cuentan las historias que un pastorin lloraba allí sus penas de amor.
Por aquellos vericuetos buscaba día tras día el recuerdo de su amor lejano, lejos en el otro
confín de la Cordillera. De ahí dicen que proviene el nombre de la braña.
Hoy solo están los viejos corros de ganado. Y encima una peña vigilando el fondo del valle,
como queriendo ver llegar a su amor, un orgulloso y altivo serbal.


Foto 1: Parte de la ruta realizada

Foto 2: Al fondo Orniz. A la derecha Picos de las Morteras, con su máxima altura el Gachas

Foto 3: Caidas de la Fana Brava sobre la Veiga de Camayor

Foto 4: Lagos de Saliencia. Ubiñas al fondo desde La Chábana.

Foto 5: Lago del Valle, al fondo el Murallón de Orniz

Hermo..el infierno verde..

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Dos imagenes que no son de mi cosecha.
En ellas, aunque puedan parecer anodinas, se retrata muy bien un día de montaña del "Clan" en el gran bosque de Hermo.
Vaya por delante que el calor es mi gran enemigo. Prefiero mil veces las situaciones adversas de mal tiempo.
Contra el calor no se puede luchar.
Cuando te pasas 8 o 10 horas luchando contra un bosque de este tipo, con 30º y un indice de humedad altísimo, o revientas o llegas al final hecho una completa piltrafa.
En la primera foto, se ve el momento en el que salimos de Hermo (detras), justo al lado de una antigua mina de antracita. Feo final para un enclave ecológico de tan alto valor.
Me sigue Victor, mientras yo me arrastro los últimos metros axfisiado de calor.
En la segunda foto, parte del grupo salimos del enmarañado bosque a un claro.
aunque alguno mire el mapa. Aquí no sirve de nada. Cada uno intenta buscar la mejor salida para entrar otra vez a la selva pura y dura.
Mucha gente montañera, desprecia este tipo de escenarios. Prefieren mil veces pasarse el día por ejemplo en Picos de Europa. En medio de un paisaje lunar vestido solamente por la desnuda roca. Eso si, realizar un picacho de 2.000- 2.600 mts, y volver equivocadamente con su curriculum recrecido.
Sin embargo. Jornadas en zonas como la visitada en Hermo, son una perfecta lección de dureza, orientación e intuición montañera. Ádemás de una base muy sólida para formarse como montañero.
Sitios así son los que te aprenden a moverte en dificultades. A desarrollar el olfato.
Y aunque no quedes muy contento por haber sufrido, el regusto final es muy positivo.

Josemari

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Tengo un nuevo amiguín en León.
En Sta Maria, se coló una gatina en el desván.
Bueno. En realidad una gata y su prole.
A uno de ellos conseguimos salvarlo de palmarla de seguro.
Por un hueco se cayó en un sitio sin salida.
No conseguiamos sacarlo y teniamos que volver a Gijón.
Cuando por fín lo liberamos, el prubín estába temeroso.
Pero como siempre puede más el hambre, nos hicimos amiguinos.
Decidí llamarlo Josemari.
Su asombroso parecido a un ex presidente de gobierno fue la razón.
O eso, o enano cabrón..que para el caso es lo mismo.
Espero que para la próxima vez que vuelva ande por allí.
Lo reconoceré rápidamente. Ese bigote es definitivo.
Direis que que coño tiene que ver este tema con la montaña..
Pues...no se..

Hermo. Historia de una desilusión.

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ACTIVIDAD: Monasterio de Hermo-Sierra Degaña- Bachonga- M. Hermo

SITUACIÓN: Cangas de Narcea-Degaña ( Fuentes del Narcea)

ASCENSO: 1.000 mts.

DESCENSO: 1.000 mts.

DISTANCIA: 20 km.

TIEMPO: 8 h.

DIFICULTAD: Media-Alta

La montaña es una analogía de la vida.
Hay veces que te ilusionas con algo. Pones tantas esperanzas en algo que crees que va a ser lo más de lo más, que cuando realmente descubres de que se trata, te das cuenta que es una completa desilusión.
Como la vida misma, la montaña tambien tiene cosas así.
Llamémosla Hermo. Hayedo de Monasterio de Hermo.
Vaya por delante, que el Hayedo de Hermo es impresionante.
Nada más verlo te gusta. Te atrae, te maravilla su aspecto.
Es impresionante.
Pero una cosa es lo que ves, otra lo que esconde.

Nos habiamos juntado con muchas ilusiones los del "Clan". Esta vez decidimos salir de
nuestros "territorios de caza" somedanos.
Orbayín (Victor), había planeado y puesto muchas esperanzas en el afamado
Hayedo de Monasterio de Hermo.
Aparte de Muniellos, Hermo es la joya del nuevo espacio protegido del Parque
Natural de Fuentes del Narcea. En los confines occidentales de la Cordillera Cantábrica.
Casi 2.000 hectareas de bosque autóctono, y una reserva de fauna salvaje, particularmente de Oso y Lobo aun sin cuantificar. Pronto supimos el por qué.

A ciegas y amillarando, decidimos hacer un duro circuito desde el pueblo de Monasterio de Hermo. Aparte de Victor y el que suscribe, se unieron Geli, Cuchi y el "Maestro" Freije.
Con el equipo al completo, estábamos listos para lo que nos pusieran por delante.
Desde un hayedo occidental hasta la selva virgen vietnamita.

Nuestra intención era atravesar diagonalmente desde las brañas unos kmts por encima
de la aldea de Monasterio de Hermo, hasta el Pico Rubio. en plena Sierra de Degaña.
Para a continuación bajar por la gran Vachina de la Bachonga.
Vachina que sobre el papel nos asustaba en sobremanera. Por su salvaje aspecto,
y por la "foz" vertical que se erguía en su centro.

Los primeros kmts hicieron que nos ilusionaramos. El hayedo parecia hermoso.
Hablábamos entre nosotros que no era el tipo de bosque "límpio" que se da
en Somiedo. Carente de sotobosque, límpio, luminoso y lustroso.
Rápidamente a medida que avanzabamos y ascendiamos, todo se convirtió en una
selva primaria de primer orden.
Ni un camino, ni una trocha, ni restos de animales, ni referencia, ni rastro de una
braña, de una cabana, de un corro...nada de nada...solo bosque cerrado.
Húmedo, pegajoso. Además de un olor un tanto peculiar.
Entre nosotros comentábamos a que podía deberse aquel olor tan fuerte.
No supimos encontrar respuesta.

A partir de los 1.600 mts de cota, la cosa se complicó en sobremanera. Con el cambio de piso y nivel, apareció aun una zona más enmarañada. Desapareció el haya, y como un bofetón nos vimos
rodeados de una mezcla impenetrable de abedul,rebollo, espino, pedrero y recio piornal en medio de una
gran inclinación.
Aún así, conseguimos alcanzar la cimera de la sierra, la cual ya conocia de una anterior ruta
hace más de 4 años.
Desde ella se ve el Valle de Degaña, Valdeprado, y los cercanos Ancares.

Y encaramos la larga Vachina de la Bachonga.
Una vallina grandísima y poderosa. Miraras donde miraras, el verde lo domina todo.
Aquí tuvimos suerte, encontramos un viejo sendero que unía los pueblos
de Gedrez y Monasterio con el Valle de Degaña. Camino antiquísimo en completo
desuso. Sin gente ni ganado en estos valles. Nadie sube por allí.

A mitad de vallina, encontramos un recodo francamente impresionante.
El que suscribe, un miope recalcitrante tengo la suerte de haber desarrollado otros sentidos
en detrimento de mi precaria vista. Oigo y percibo olores con relativa facilidad.
Así en un momento sentí un olor a orina realmente fortísimo. Como si entraras e los
baños de un bar en plenas fiestas patronales.
Otras veces tiendo a fijarme en los árboles. Marcar el territorio es algo normal en todos los animales. Sin embargo no localicé el lugar del marcaje.
Pero juro que nunca sentí un olor tan fuerte en años.
20 mts más adelante Freije anunciaba la presencia del Oso.
En un húmedo llamardal, recien levantadas y volteadas aparecián una veintena de grandes losetas.
Impepinable que recientemente un ejemplar habia intentado buscar larvas y pequeños invertebrados debajo de ellas.
En un lugar tan enmarañado de 2.000 hectáreas como no va a estar atestado de Oso Pardo.
Lo que es imposible es censar la población en un sitio así.


Foto 1: Principio del Hayedo de Hermo. Aún relatívamente despejado.

Foto 2: Cimera de la Sierra Degaña. Enebros rastreros.

Foto 3: Un momento donde comenzaba la espesura. Piorno y felechales.

Foto 4: Cuchi husmeando el ambiente en La Bachonga.

Foto 5: Única zona despejada en toda la Vachina la Bachonga.

Foto 6: Valle de Degaña. Al frente Pto Valdeprado El Miro y Busmori

Vando

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Se llamaba "Vando".
En realidad Vando es una abreviatura de Servando.
Natural de Valle de Lago. Allí nació, vivió..y allí murió el año pasado.
Tenía un gran cariño a Vando. Creo que era el único que entendía por que subía a la montaña. Bueno..él.. y mi abuelo claro
Por que me metia aquellas palizas, por que martirizaba a preguntas de trochas, bosques, de peñas, de nombres..tanto a él como a la güelina Malia.
Para todos los demás soy ese pirao que siempre que llega a Valle de Lago, prácticamente sin posar las maletas, agarra la mochila y se pierde por los altos.
Vando creo que me comprendía. El conocía aquellas montañas como nadie.
Gran parte de su vida la pasó agarrado a la peña como pastor.
En su vejez, hablaba con todo el mundo. Era el encargado de repicar las campanas de la Iglesia del pueblo.
Por el invierno era uno de los únicos que se quedaba en el pueblo. Nunca se casó.
Cuando las grandes nevadas incomunicaban Valle de Lago, muchas veces le llamábamos para ver si podiamos subir el coche.
Solo. Enfundado en sus madreñas y tronzando leña.
Su hermana vivía en Alemania. Algún invierno consiguió sacarlo de Somiedo para pasar las Navidades tan lejos.
Cuando yo le preguntaba que tal por aquel pais, me contaba que muy feo. Que casi ni se podía salir a la calle, y que encima hablaban muy raro.
Precisamente a él, que se pasaba el día de un lado para otro. Viendo tal o cual vaca, en tal o cual prado, hablando con unos y con otros.
Era de una maravillosa simpleza. Entendía solo su entorno. Su universo. Su montaña.

Yo le abrasaba a preguntas. Como podía subir a tal o cual sitio, por que parte podía tener problemas, que nombre tiene aquella peña, aquella vachina, aquel recodo del hayedo...
Tantos recuerdos.
Sabía de animales. De los domésticos como vacas, ovejas y cabras.
Y de los otros. Lobos, raposos, rebecos,corzos y el Oso... ay el Oso!!.



Nunca supe si lo que comentaban habia sido verdad. Si era una leyenda o habladurias.
Tenía media parte del rostro paralizado. Siempre deduje que alguna trombosis podía
haber sido la causa.
Sin embargo todo el mundo contaba que de joven se había quedado dormido contra un árbol.
Cuidando el ganado. Al despertarse se encontró de cara con el Oso. Sobre sus dos patas traseras.
dicen que la impresión le produjo la paralisis facial.
Nunca sabré si fue verdad. Poco importa.
La historia ya forma parte de su vida.
Hablaba ese asturiano occidental, cercano al Pachuezu de Laciana.
A veces decía palabras y expresiones que ni siquiera entendía.

Por el verano disfrutaba de veras. Siempre venía a hablar con Malia por las tardes. Esas tardes de verano en Valle de Lago. Ese sol y esa brisa. Ese olor a hierba.

Cuando yo me pasaba largas temporadas de vacaciones en el Valle. Todos los días me levantaba con el sol y marchaba a la montaña. Por las tardes sabía a la hora que venía y bajaba a casa Malia.

Su café solo y su eterno ducados. Esperaba conversando con Malia. Cuando yo llegába reventado y con las piernas escayadas siempre creí ver un gesto de alegría en su rostro.

Entonces ámbos me preguntaban mi ruta. Lo que había visto. Malia siempre me reñía por salir solo a la montaña. Él sin embargo nunca me hizo un reproche. Toda su vida había estado solo ahí arriba. Se le iluminaba la cara cuando comprobába que sus indicaciones me habian ayudado por los altos. El sabía que nunca podría volver a pisar aquellos sitios jamás.

Sin embargo, siempre le decía que había encontrado colillas suyas en alguna repisa o recodo. Se enorgullecia sin poder disimularlo. Entonces siempre le invitaba a algún cigarro de los mios. En los últimos años el médico se lo tenía ya prohibido. Sus bronquios parecian querer salir por su boca cada vez que tosía. Aún así era su pequeño placer. Y todo para al final irse por causa de una parada cardiaca. Que ironía.

Hoy me he acordado de Vando otra vez. Algunas veces le echo de menos al atardecer de Somiedo. A él y a Malia.

Vando. Un buen hombre.

La Montaña de Serbal en Google Maps