Fue una semana cualquiera. De esas que se engancha la galerna al Cantábrico.
Fue un sábado. No habia planes de montaña. Previsiones calamitosas.
Mejor quedarse calentito en casa. De vez en cuando se agradece.
Pero luego te levantas. Andas remoloneando con el Cola Cao de un lado para otro.
Maldices no haberte olvidado del mal tiempo. Una mojadura más no hubiera estado
tan mal.
Y de repente se abre un claro. Dejas de pegarte la nariz al cristal de la ventana
como si fueras tontín. Y te das cuenta de lo bonito que quedan las gotas de lluvia
reflejadas por la luz del sol. Es pasajero.
Corres por la cámara y haces un pequeño experimento.
Y mira. Te pasas luego un rato entretenido enredando con el ordenador.
Hombre. No es un tema muy montañero, pero que más da.
Hace 15 años
1 comentario:
De cuando en cuando me acerco a tú... ¿página?, o como se diga en jerga internautica. Siempre es un gozo, y un motivo para la sonrrisa, y el buen humor, y siempre la inteligencia al fondo de todo, o más aun la conciencia.
Bueno creo que para alimentar al monstruo de tu "ego" ya es sufienciente por hoy ¿no?.
Un caminante.
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