Cordal de Coto Bello

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 El cordal de Coto Bello se encuentra en el concejo de Ayer.
Fue de enminente caracter minero. Y se encuentra justo encima de Cabañaquinta.

 Últimamente se ha hecho famoso por que una pista de grán desnivel subía hasta la Campa Renorios,
a pies del pico del mismo nombre, se ha asfaltado y ha servido como final de etapa de la Vuelta a
España de ciclismo.
 Es un cordal modesto de no más de 1.300 mts., pero con unas vistas inmejorables del sector central
de la Cordillera.

 En su vertiente norte esconde el Valle de Murias y Santibañez. Otra zona de grandes posibilidades
montañeras y que prácticamente no es visitado por nadie. Ya se sabe, la gente no visita sitios sin nombre.

El único pero es la huella humana que existe en el Pico Renorios. Una antena de telecomunicaciones y su edificio anexo. Pero en fin, poco es para lo que puede ser esta zona si al final se decide hacer la línea de alta tensión. Esperemos que este proyecto se quede en el olvido.

Collado Norte Everest. 7.000 mts.

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Es impresionante el campo avanzado en el Collado Norte del Everest a 7000 mts. Aquí estas a espensas que de un plumazo la montaña te escupa sin contemplaciones.
He encontrado la foto, pero no se de quién es la autoría.

Ueli Steck. Cara Norte del Eiger

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http://youtu.be/xdHlyjM_8_E
Es lo más gordo que he visto en tiempo. El final es sencillamente brutal.

Ubiña. Espolón de los Parameses.

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 Algunos lo llaman, Espolon Este o Pilar Este, otros Espolón de los Parameses. Y por supuesto es Peña Ubiña o Ubiña la Grande. En la foto es esa pirámide algo nevada de la izquierda, el espolón se aprecia
perfectamente. Los que formamos el HAMPA nos enloquece esta montaña y concretamente ese espolón.

Hemos subido ese pilar muchas veces, y siempre hemos disfrutado tanto, que cuando venimos de León hacia Asturias, y antes de bajar Pajares, paramos a verlo de lejos.
Estas fotos son actuales. Eso da idea de que este año no ha nevado.
Sin embargo,cuando el macizo está cargado de nieve..el espectáculo es enorme.

La Sra Carmiña de Vilar do Barrio

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No había dormido en una cama desde Zamora, y los siguientes días atravesando las montañas habían sido muy duros. Pernoctando casi a la intemperie en las estaciones de tren abandonadas con el frio y la lluvia y las etapas quizás sumamente largas.
Por eso al bajar de los últimos cordales, llegué de noche cerrada a Vilar do Barrio poco menos que hecho un poema.
 Después de localizar el albergue que poseía el pueblo, me llevé la alegría de comprobar que era moderno y enteramente a mi disposición. Localizé a Noemí, la chica que lo llevába, que se extrañó de ver a alguien en pleno diciembre queriendo pernoctar allí. Una chica muy amable que en un momento enchufó la calefacción y dejó aquello en la gloria. Estuvimos hablando mucho tiempo, y le tengo que agradecer el trato recibido.

 Yo sabía que en este pueblo vivía la Señora Carmiña. Poco menos que un ángel. Abre su casa desde hace muchísimos años y ofrece comidas. Yo tenía miedo que por ser pleno invierno y por las horas que eran, no pudiera dar con ella. Así que me duché a la velocidad del rayo y fui a su casa.
Y ay dios..nada más abrir la puerta, allí que estába con una sonrisa de oreja a oreja. Es una dulzura.
Es una casa sencilla, de toda la vida. Como lo es la comida que te ofrece, y el trato cercano y la conversación pausada y tranquila.
Fue una de las cenas más ricas, sabrosas y que recordaré toda mi vida.
Caldo gallego, filete de ternera gallega,patatas, huevos, mazapán,fruta y un licor casero de orujo de caerse las orejas al suelo.
Y después de servirte con una sonrisa y alegría siempre en su rostro, se sienta en un taburete enfrente de ti.
Hablamos horas, y hablamos de todo. De su vida, de la mia, del pueblo, de sus gentes, de Galicia, de lo que me encontraría y que ver al día siguiente en Orense capital..consejos..fue increible.
Imposible no recordar a tu propia abuela. Así me sentí yo en aquel sitio y en aquella cena. O así me hizo sentirme ella. Le pedí hacerle fotos y ponerlas aquí. Y juraría que ya sabía que se lo preguntaría.Probablemente nunca vea esto, pero es mi manera de darle las gracias.Salí emocionado.

Luis Sandes

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 Aquel día andába algo tocado. Llevába días haciendo etapas de cuarenta y cinco kmts por montaña.
La noche anterior había dormido casi a la intemperie en medio de ninguna parte y aún tenía el frio metido en los huesos. Bajando a Laza me estalló el pie. Despues de unas semanas aún me duele el empeine. No se que es, pero en aquel día y con todo lo que me quedába por delante andaba un tanto gacho. Bajé al enésimo valle y me quedába subir a la aldea de Alberguería, para bajar de nuevo a pasar la noche tras el cordal.
La subida era larga de bastantes kmts entre un monte por el que mi camino discurria entre pinos, robles y a veces entre cortafuegos. Y como siempre, la noche se me echába encima. Sin embargo las luces eran extraordinarias. Ese contraste solo posible una hora antes de un anochecer de invierno.

Llegué a la aldea escojonciao, pero como siempre medio fumao por los paisajes que iba viendo.
En medio del pueblín, en lo alto de la sierra, hay un bar. El Bar de Luis Sandes.
Abrí la puerta entré..y hosties..la misma impresión de cuando entrában en el saloon del oeste.
Cuatro parroquianos jugando a las cartas..otros dos fisgando y detrás de la barra Luis.
Y claro, las miradas puestas en aquel tío que entrába a pedir una coca cola, un vino y un aquarius por ese orden. Sin embargo el lugar es poco menos que un santuario..y a mi me dió mucha paz.
Luis es un hombre alto y fuerte. De barba blanca y de pocas palabras. Pero no se por qué..a mi me dió la impresión de que hablaba el mismo idioma que yo. Te recibe y a su manera te hace sentir bien.
El bar está enteramente cubierto de conchas de peregrino. Te ofrece su libro..(allí escribí mis cosas)..y una concha. Yo ya sabía lo que tenía que escribir en ella. Acto seguido, me miró y la clavó en el lugar más vistoso del bar..así lo entendí yo..y así me lo hizo entender Luis con media sonrisa. Joer..a lo largo de todos mis caminos me he encontrado con gente especial, gente así. Existen.
Y no se por qué..me recordó dos años antes a Ana de Agés..aquel pueblecito de La Rioja..y aquella noche mítica en la que mi vida cambió.
Fue un encuentro breve, se que todo tiene su tempo en esta vida y supe que algo queda pendiente en aquel lugar recóndito de Galicia. Quizás una conversación profunda e iniciática..quizás.

Salí de allí y afronté la puesta de sol en el alto viendo ya la grán llanura que me esperába en los siguientes días. Renovado.

De Matanza

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Es tiempo de matanza. Algo que creemos común los urbanitas. Pensamos que los chorizos y las pancetas crecen en los terminales del Carrefour. Cosa que tampoco tiene mucho que ver. Todo lo que compramos en las grandes superficies nace de manera industrial..sin sabor.
Pero cuando vas caminando de pueblín en pueblín y ves la liturgia que conlleva algo que se lleva realizando en su tiempo,a su ritmo y con sus reglas durante años y más años...te paras e intentas observar.
Participan familias..vecinos..amigos..
Durante días fui escuchando cerca y de lejos los últimos alaridos de lo que luego nos comemos. Sonidos,olores y sensaciones que ocurren ahí mismo..a dos pasos de las ciudades.
Esta familia gallega de la foto se sorprendió de mi interes..y me parece que disfrutaron contándome los pormenores de su San Martín.

La Montaña de Serbal en Google Maps