Na Seronda

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 Tiempu de Seronda. El Otoño largamente esperado. Ambiente frio y humedo. Quizás no se entienda muy bien que muchos deseemos este ambiente, con lo bien que se está tomando el vermouth cerca de casa. Pero es necesaria esta explosión de color y esa luz tenue y delicada de estas semanas.

Las fotos son del domingo en Barcinera y Carombo camino de La Jocica. El momento justo en el instante adecuado. Aprovechar el entorno que nos rodea entre Asturias y León.
Un ojo en la placidez del hayedo, y otro en las altas cumbres. Ya ha nevado, aunque solo sea un glacé breve. Por Todos los Santos..la nieve en los altos.


Fotografiar el incipiente Dobra antes de que se haga mayor por el aporte de aguas y torrenteras de la mayor parte del Macizo Occidental es un lujo solo al alcance de los que quieran perderse en estos entornos sin demasiada prisa por nada.

Etapa 2: Praia de Faro-Alvor (83 km.)

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 Sería nuestro segundo día en Portugal y en el Algarve. Secretamente deseábamos salir de la costa sur portuguesa y girar hacia el norte por toda la fachada atlántica. Muy poblado el sur..muy turístico..
mucho calor a 12 de Septiembre. Estos primeros días el sol era inclemente. Todo el día situado de frente. Necesidad de agua constante. Pero otra característica de Portugal. No hay fuentes. La primera la encontrariamos muy cerca ya de Galicia. Hubo días de ingerir 5 o 6 litros de agua...cervezas a parte.
Nuestra rutina era fácil. No nos matábamos..nos despertábamos 7.30 hora portuguesa..aseo..y a desmontar la tienda de campaña. Repartir el peso y montar las bicis. Alforjas..esterillas..meticulosos en equilibrar pesos. Mantenimiento de la bici..Alberto obsesionado con el cambio y su engrasado.
Y yo enfocicado con los neumáticos y las ruedas. Siempre pendiente del hinchado máximo y de posibles descentrados de radios. El pavé y las pistas tendrían que pasar factura. Más adelante hablaré del tema mecánico..que fue..sorprendente.

 Sobre las 9 o 9.30..con las bicis ya montadas nos íbamos a desayunar.
Lo de mi hermano rayába lo surrealista. Había que coger fuerzas..vale..pero Alberto se comía un burro entero. Así se ponía luego a tirar en cabeza.
Mi querencia natural era promover la parada del vermut..a eso de las doce o así. Por aquello de hidratarnos adecuadamente con la cervecina Super Bock. Pero mi compañero de aventura no dejába
de pedalear hasta pasados los 60 kmts. Luego si..luego a comer para de tarde volver para completar la etapa. Yo extrañamente al contrario que Alberto iba como un tiro por las tardes y en los últimos kmts.
Creo que hasta en eso nos llegamos a complementar perféctamente. Cada uno tirába del otro cuando correspondia.

 
Saliendo de Praia de Faro, nos dimos cuenta de otra constante de nuestro viaje. Dunas y playas.
La costa portuguesa es un sistema dunar de cientos y cientos de kilómetros. Es asombroso.
Hubo días de cruzar por caminos que ascendían dunas a varios kmts al interior y que sobrepasaban
ampliamente el centenar de metros de altura. Sobre este sustrato crecen los pinares y las primeras
plantas colonizadoras. Y lo que es aún más extraño....Siembran encima de la arena!!!.
Vimos maiz e incluso patatas de buena calidad a escasas decenas de metros del mar. Eso si, supongo
que llevaran años fertilizando la arena de manera extrema.
En esta etapa, empezamos a pedalear por el estuario y marismas de Maria Nova. Caminos de arena
que de pronto nos depositaron en un lugar sumamente llamativo...La urbanización de mansiones más rica de Portugal...Quinta do Lago. En un momento nos encontramos dos pringaos en medio de calles privadas entre campos de golf y mansiones sacadas de Beverly Hills. En medio del vasto territorio
un lago artificial gigantesco y oh sorpresa...al preguntar por la salida de aquel embrollo, nos informaron de que una de aquellas "Cabañas" era la de Cristiano Ronaldo.
Resulta que tuvimos que salir por una barrera, donde el guarda de seguridad no parecía muy
amistoso. Fue fácil entrar por la zona que entramos..la única no controlada por venir del mar..pero cualquier otro sitio es infranqueable.

Proseguimos siempre intentando avanzar lo más paralelos y cercanos al mar, pero toda esta zona es tremendamente lujosa. Sin saberlo como, aparecemos en un superpuerto de yates de lujo.
El más grande que yo haya visto. Se trata de la Marina de Vilamoura en Aldeia do Mar. Rodearlo nos costó un tiempo. Pero decidimos atravesarlo por todo el paseo con un par. Nadie nos dijo nada.
Pero fue divertido ser el centro de atención entre tanto pijo y tanto glamour.
El sol apretába y llegamos a Albufeira, una villa turística de edificios blancos y escalonados con un
punto que a pesar de ser tan turístico a mi me gustó. La playa era muy bonita.
Pedalea que pedalea..implorando agua en cada bar..llegamos a la primera ciudad grande después de Faro, se trata de Portimao.
Una ciudad con un sistema portuario realmente importante debido al tráfico de cruceros. Y unas playas de arena blanquísimas con complejos hoteleros a pie de playa y privados.
Llegábamos con las últimas luces. Y un poco cansados de tanto tráfico y aglomeraciones. Aún así nos cascamos otros 10 kmts más hasta la localidad de Alvor. Allí plantamos la tienda ya de noche en un camping casi vacio.
Suspirábamos por los siguientes días. Las playas desiertas que nos esperában..las aldeas con sabor,
la tranquilidad...y merecería la pena haber cruzado la locura del Algarve. Por qué lo que intuiamos
se cumpliría completamente para nuestro deleite.


Foto 1: Marismas saliendo de Praia de Faro

Foto 2: El Atlántico es tranquilo en esta zona..cambia completamente al girar al norte.

Foto 3: Uno de los millones de momentos chill out que pasamos.

Foto 4: Idem.

Foto 5: Marina de Vilamoura. Entre tanto ricachón, dos bicicletinas alforjeras.

La Montaña de Serbal en Google Maps