6º etapa: Lisboa-Ericeira (66 kmts)

10 comentarios







 
Después de descansar la primera noche en una cama como dios manda luego de dias vivaqueando en la tienda campaña, descansamos como jeques en el hotel de Lisboa.
La noche anterior decidimos dedicar la mañana a visitar la ciudad y tomar fotos con tranquilidad.
La gente del hotel fue la mar de amables diciendonos que no nos preocupáramos por las bicis y el material. Así pués callejeamos sin prisa y "afotamos" tranvias..edificios y barrios a diestro y  siniestro. Entre unas cosas y otras mientras montamos las bicis y nos pusimos en funcionamiento, empezamos a pedalear por el pavé del centro de Lisboa sobre las 2 de la tarde.
Decir que el pavimento de Lisboa es muy pintoresco a la vista, pero cuando vas encima de una bici con las alforjas y demás atalaje...es una desesperación.
Así pués empezamos a buscar de nuevo el mar..primero paralelos al estuario. Visitando el Monumento a los Descubridores...pasando debajo del grán puente que cruza el estuario y que es una réplica exacta al de San Francisco.
Esta es una zona de restaurantes de más o menos nivel..donde se mezclan turistas, congresistas y algun lisboeta pudiente. Por en medio de las mesas y bajo la mirada de tristes camareras sirviendo pescado circulamos en busca de la Torre do Bélem. Famosa fortificación que en anteriores siglos sirvió para controlar el pago de tasas a los barcos que entraban a puerto.


Al finalizar toda esta zona de animación y acabar más o menos Lisboa..de nuevo caimos en el peligro. Si la entrada a la ciudad había sido dantesca...la salida fue aún peor. De repente todo eran autopistas. Imposible encontrar carreteras secundarias. Tirando del GPS del movil mi hermano sudába la gota gorda. Vueltas y más vueltas..avenidas para arriba..avenidas para abajo. De nuevo tirando de riñones en cuestas imposibles..zonas residenciales...por fin dimos con lo que creíamos una buena ruta..y de repente sin saber como.. en medio de una autopista de seis carriles y coches a 120 km/h por ámbos lados. Momento crítico.
Aquí me dió un ataque de risa, que recordaré toda mi vida. Ante momentos duros..no se por qué me da por escojonarme. El detonante fue mirar para atrás entre aquella marabunta y ver a mi hermano intentando ponerse un chaleco antireflectante y repitiendo como un mantra:...."hostia..hostia..hostia..."...."hostia..hostia..hostia.."..
Ahora a toro pasado fue un momento realmente muy peligroso...pero no recuerdo reirme tanto en mucho tiempo.
Al final conseguimos atravesar carril a carril hasta el arcén..y de ahí a la primera salida.
Atravesamos ciudades dormitorio como Amadora, donde se hacina la gente que nadie ve. Aquí si que vimos la Cara B del pais. Gente en su gran mayoría de Angola, Cabo Verde..antiguas colonias portuguesas.

 
El día íba pasando y se nos íba haciendo tarde. Nuestra intención era subir por Sintra, pero nos quedába muy a desmano. Aunque ahora si que ya circulábamos por carreterina secundaria. El calor volvía a ser sofocante y a mi me empezába a dar la pájara de la siesta. Necesitábamos parar por líquido y algo que rumiar. Para colmo nos encontramos un puertecillo entre pequeños núcleos rurales. Allí Alberto empezó a salirsele la cadena cada vez que cambiába el desarrollo. Aunque yo cada vez que se empinába la carretera era cuando más cómodo iba. Lo que me matába era el llano.
Encontramos una gasolinera en la que repusimos fuerzas. Recuerdo que me compré una bolsa de chuches. Luego de devorarla y meter azucar al organismo, me encontrába de nuevo a cien.
Sacamos mapas y decidimos estirar la jornada hasta Ericeira. Un pueblín que es otro punto importantísimo para los surferos de toda Europa. Así que ya cayendo el sol y después de perdernos en una extraña comarca, enlazamos una carretera que en 15 kmts nos dejába en Ericeira. Y como siempre extrañamente empezábamos a rodar fortísimo. Aquel día si que me quedé asombrado lo que mi hermanín y yo éramos capaz de hacer. Al llegar a Ericeira nos encontramos con un un puerto pequeño de unos 3 kmts. Y debo decir con orgullo que con lo que traíamos en las piernas lo subimos como locomotoras. Y por fin encontramos el camping donde pernoctariamos. Muy moderno pero que para encontrar la entrada tuvimos que rodearlo. Aquello no tenía fin. Era grande de narices.
Por fin descansamos en Ericeira. Aquella noche mientras montábamos la tienda en penumbra y con los frontales en la cabeza...marcó un hito. Conocimos al..."Gran Kahuna.."..un ídolo ya para nosotros. Pero..de eso hablaremos en la crónica de la siguiente etapa.                                                                
 
 

La Montaña de Serbal en Google Maps