Luis Sandes

 Aquel día andába algo tocado. Llevába días haciendo etapas de cuarenta y cinco kmts por montaña.
La noche anterior había dormido casi a la intemperie en medio de ninguna parte y aún tenía el frio metido en los huesos. Bajando a Laza me estalló el pie. Despues de unas semanas aún me duele el empeine. No se que es, pero en aquel día y con todo lo que me quedába por delante andaba un tanto gacho. Bajé al enésimo valle y me quedába subir a la aldea de Alberguería, para bajar de nuevo a pasar la noche tras el cordal.
La subida era larga de bastantes kmts entre un monte por el que mi camino discurria entre pinos, robles y a veces entre cortafuegos. Y como siempre, la noche se me echába encima. Sin embargo las luces eran extraordinarias. Ese contraste solo posible una hora antes de un anochecer de invierno.

Llegué a la aldea escojonciao, pero como siempre medio fumao por los paisajes que iba viendo.
En medio del pueblín, en lo alto de la sierra, hay un bar. El Bar de Luis Sandes.
Abrí la puerta entré..y hosties..la misma impresión de cuando entrában en el saloon del oeste.
Cuatro parroquianos jugando a las cartas..otros dos fisgando y detrás de la barra Luis.
Y claro, las miradas puestas en aquel tío que entrába a pedir una coca cola, un vino y un aquarius por ese orden. Sin embargo el lugar es poco menos que un santuario..y a mi me dió mucha paz.
Luis es un hombre alto y fuerte. De barba blanca y de pocas palabras. Pero no se por qué..a mi me dió la impresión de que hablaba el mismo idioma que yo. Te recibe y a su manera te hace sentir bien.
El bar está enteramente cubierto de conchas de peregrino. Te ofrece su libro..(allí escribí mis cosas)..y una concha. Yo ya sabía lo que tenía que escribir en ella. Acto seguido, me miró y la clavó en el lugar más vistoso del bar..así lo entendí yo..y así me lo hizo entender Luis con media sonrisa. Joer..a lo largo de todos mis caminos me he encontrado con gente especial, gente así. Existen.
Y no se por qué..me recordó dos años antes a Ana de Agés..aquel pueblecito de La Rioja..y aquella noche mítica en la que mi vida cambió.
Fue un encuentro breve, se que todo tiene su tempo en esta vida y supe que algo queda pendiente en aquel lugar recóndito de Galicia. Quizás una conversación profunda e iniciática..quizás.

Salí de allí y afronté la puesta de sol en el alto viendo ya la grán llanura que me esperába en los siguientes días. Renovado.

1 comentario:

voyance par mail dijo...

Gracias por este artículo que me presentó a un sitio muy interesante ti. La esperanza para oír de usted otra vez

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