Semana Santa 2008

Algunos de mis compañeros en la montaña, no entienden por que en estas fechas no enfoque mis vacaciones a ir con ellos a Pirineos o Alpes.
Realmente a uno ganas no le faltan. Pero para mi la Semana Santa es sagrada.
Y no lo digo por lo religioso.

En estos días me voy siempre a León. La familia, los amigos...la tierra.
Es tiempo de vinos, de tapas, de ver a mi familia, de fotografía.
Y de los paisajes, por supuesto.
Sacrifico sin ningun pudor ni esfuerzo los crampones y el piolet, por los ámplios horizontes,
por los gélidos atardeceres, por el inevitable encanto de los pueblos casi despoblados ya.

Todo respira posibilidades. Y las opciones son infinitas.
Uno agarra el coche y el equipo, y sin destino fijo me introduzco sin rumbo por rincones del Páramo, de la Valduerna,de la Maragateria, de la Cabrera...miles de opciones.

Cuando es Alberto el que me acompaña, el día es tremendamente delicioso.
Uno aprende muchísimo del entorno en el que se mueve.
Para alguien que como yo que se jacta de conocer León, basta un cuarto de hora con Alberto, para parecer un neófito en la materia.
Vale que es mi primo. Mi hermano, pero las cosas como son. Que tio!.

Así pues, luego de unos días de "desenganche", la rutina diaria cuesta un poco más si cabe.
Uno atesora tantas imagenes en la cabeza y en las tarjetas de la cámara, que es muy difícil centrarse en el trabajo normalmente.